martes, 17 de noviembre de 2009
domingo, 6 de septiembre de 2009
Una permanente necesidad...
La antropología (del griego anthropos, "ser humano", y logos, "conocimiento"), es la ciencia que estudia al ser humano de forma holística, es decir combinando en una sola disciplina los enfoques de otras ciencias ( naturales, sociales y humanas), ya que es ante todo una ciencia integradora. Analiza al hombre en el marco de la sociedad a la que pertenece, como hacedor de cultura y, al mismo tiempo, como producto de la misma.
La antropología se ocupa esencialmente del hombre, como ser que piensa y decide considerándose parte integrante de un todo complejo.
Si estudia al hombre, si observa y analiza su modo de moverse en relación con los otros dentro de un tiempo y un espacio, se ocupa también de todas sus manifestaciones y necesidades. Y hay una, que en especial nos interesa abordar, y que cada vez se ve más impregnada por la tecnología: la necesidad de comunicarse a través de un medio tecnológico que fue evolucionando a lo largo del tiempo: como lo es el celular.
La antropología se ocupa esencialmente del hombre, como ser que piensa y decide considerándose parte integrante de un todo complejo.
Si estudia al hombre, si observa y analiza su modo de moverse en relación con los otros dentro de un tiempo y un espacio, se ocupa también de todas sus manifestaciones y necesidades. Y hay una, que en especial nos interesa abordar, y que cada vez se ve más impregnada por la tecnología: la necesidad de comunicarse a través de un medio tecnológico que fue evolucionando a lo largo del tiempo: como lo es el celular.
El hombre necesita relacionarse
El hombre es el ser viviente que entra permanentemente en relación con todo lo que lo rodea. Necesita estar en contacto, nutrirse y comunicarse, con todos los seres vivos, con la naturaleza en su conjunto pero aún más con otros seres semejantes a él. 
No puede vivir solo, necesita a pesar de ejercer la innata condición de ser libre, estar vinculado con otros hombres, interactuar con ellos porque se siente miembro de la humanidad. Ante esta necesidad ha buscado formas de comunicación muy variadas apoyándose en lo estético y en lo lingüístico: pinturas, esculturas, obras literarias y la palabra. Y es con ésta última que vamos a quedarnos ya que es la más vulgar, la más empleada por el común de la gente y la que ha apelado a la tecnología para superar los condicionamientos propios del tiempo y la distancia.
Esta necesidad y capacidad de comunicarse lo ha llevado a vivir en sociedad, es decir íntimamente relacionado con otros hombres dentro de un contexto y espacio determinado constituyendo un grupo étnico particular. Dentro de cada uno de estos grupos socioculturales, la comunicación no es la misma, ya que cada una lleva un bagaje cultural que la hace especial y particular, respondiendo a distintas necesidades y recurriendo a diferentes recursos para satisfacerlas.
Pero sea cual sea ese grupo al que pertenezca, el hombre vive en comunicación constante con sus semejantes porque el hombre necesita de los otros para reconocerse a si mismo y para diferenciarse de los demás. Esta comunicación, este diálogo permanente que mantiene con los hombres le permite trascender y proyectarse.
No puede vivir solo, necesita a pesar de ejercer la innata condición de ser libre, estar vinculado con otros hombres, interactuar con ellos porque se siente miembro de la humanidad. Ante esta necesidad ha buscado formas de comunicación muy variadas apoyándose en lo estético y en lo lingüístico: pinturas, esculturas, obras literarias y la palabra. Y es con ésta última que vamos a quedarnos ya que es la más vulgar, la más empleada por el común de la gente y la que ha apelado a la tecnología para superar los condicionamientos propios del tiempo y la distancia.
Esta necesidad y capacidad de comunicarse lo ha llevado a vivir en sociedad, es decir íntimamente relacionado con otros hombres dentro de un contexto y espacio determinado constituyendo un grupo étnico particular. Dentro de cada uno de estos grupos socioculturales, la comunicación no es la misma, ya que cada una lleva un bagaje cultural que la hace especial y particular, respondiendo a distintas necesidades y recurriendo a diferentes recursos para satisfacerlas.
Pero sea cual sea ese grupo al que pertenezca, el hombre vive en comunicación constante con sus semejantes porque el hombre necesita de los otros para reconocerse a si mismo y para diferenciarse de los demás. Esta comunicación, este diálogo permanente que mantiene con los hombres le permite trascender y proyectarse.
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